El uso de pellets de madera como fuente de energía térmica se está imponiendo como la medida más sostenible en términos económicos, sociales y ambientales para luchar contra el cambio climático. Su uso fomenta el desarrollo rural, crea empleos y, al ser rentable, contribuye a un futuro sostenible, justo con nuestra sociedad y el medioambiente.
Los pellets son neutros en carbono
El uso energético de pellets de madera es neutro en carbono: el carbono que las plantas generan con la fotosíntesis se libera con la combustión. Las emisiones de energías fósiles son completamente diferentes: ¡el carbono liberado en la atmósfera se acumuló y almacenó en el suelo durante millones de años!
La sociedad ya tiene alguna herramientas para luchar contra el cambio climático, y la principal es reducir el consumo de combustibles fósiles que por otra parte están generando desde hace décadas una altísima dependencia energética de otros países y multinacionales.
Como indica la actual Directiva de Energía Renovable de la U.E. se deben tener en cuenta las emisiones para el procesamiento y transporte de la biomasa, al igual que para otros combustibles fósiles. Los criterios de sostenibilidad en esta directiva aseguran que estas emisiones se mantengan al mínimo con estrictos requisitos de ahorro de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Además, se está haciendo un buen progreso en la investigación y el desarrollo de tecnologías para capturar y almacenar CO2, impidiendo que se emitan a la atmósfera. De cualquier forma, el consumo de un biocombustible como el pellet de madera producido en un entorno cercano será más sostenible que tener que importarlo en barco desde terceros países a miles de kilómetros.
La misma directiva europea garantiza que, con los criterios de sostenibilidad ambiental exigidos para todos los tipos de bioenergía, se convierte en la única forma de energía con una garantía de abastecimiento sostenible, independientemente del origen geográfico. Estos criterios garantizan la biodiversidad, la calidad del suelo, la protección de la naturaleza, mantener el almacenamiento de carbono en el monte e importantes ahorros de GEI comparado con los combustibles fósiles.
Fuentes: Avebiom y Bioenergyeurope