La convocatoria verá la luz en primavera de 2022 y se ejecutará a través de un programa de incentivos para las empresas privadas y otro dirigido al sector público, que permitirán la puesta en marcha de instalaciones de biomasa, energía solar térmica, geotermia, energía ambiente (aerotermia e hidrotermia) o microrredes de calor y frío de menos de 1 MW de potencia. Una vez abierta, estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2023.
Las empresas podrán obtener ayudas de entre el 35 y el 50% del coste subvencionable para cambiar su antiguo sistema contaminante por uno sostenible que aproveche energías limpias como el sol, la tierra o la biomasa para generar calor o frío.
En el caso de una entidad pública como un colegio, un hospital o un ayuntamiento, este porcentaje puede llegar al 70%.
Por ejemplo, para un sistema de calderas de biomasa que cueste unos 17.000 euros, con esta línea una empresa podría recibir una subvención de hasta 4.500 euros, mientras que una institución alcanzaría hasta 12.500.
El sector residencial cuenta con un apartado específico destinado a financiar sistemas térmicos renovables. Con una partida de 13,2 millones de euros, hasta el momento ha habido 1.189 peticiones por un valor de 6,4 millones de euros, por lo que aún está disponible el 52% de la dotación.
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