Desde la primera edición de Expobiomasa, en 2006, el consumo de pellet en Europa en el sector residencial ha pasado de 3 más de 18 millones de toneladas. En este mismo periodo, el consumo de pellet doméstico en España ha aumentado hasta las 700.000 toneladas anuales que se consumieron en 2020. Y las previsiones apuntan a que se superarán las 800.000 toneladas en 2023.

Los productores españoles garantizan el suministro y aumentan la fabricación de forma acompasada. La capacidad productiva de España supera ampliamente el consumo, que permite abastecer al mercado nacional y exportar a otros países europeos.

La certificación ENplus del pellet se ha consolidado como referente de calidad entre los consumidores a nivel mundial. 38 fabricantes españoles tienen el certificado en vigor y trabajan diariamente por mantener los parámetros exigibles, a la vez que aumentan los niveles de control e inspección con el fin de garantizar la calidad.

Según las últimas estadísticas del Instituto de Recursos Naturales de Finlandia, se produjeron en Finlandia un total de 385.000 toneladas de pellets de madera en 2018, casi una quinta parte más que en el año anterior, y la mayor producción de la historia. También en 2018, las importaciones marcaron un record con un total de 95.000 toneladas de pellets de madera importados a Finlandia. Aumentaron un 10 por ciento y mayoritariamente fueron importados de Rusia. Se exportaron además un total de 43.000 toneladas, principalmente a Dinamarca y Suecia.
El año 2019 comenzó bien para los austriacos, porque desde el 1 de enero, la calefacción de gasóleo en  nuevos edificios de la Baja Austria está prohibida, y será aún mejor.  Viena sigue con esta tendencia a finales de marzo y va un paso más allá: los sistemas de calefacción de gasóleo también están prohibidos para las grandes reformas. A nivel nacional, las calefacciones de gasóleo estarán prohibidas en toda Austria a partir de 2020.  El siguiente paso se prevé que será prohibir la instalación de calefacciones de gas.
En la mayoría de los países mediterráneos existe un mercado importante de biocombustibles sólidos para aplicaciones de calefacción en el sector residencial. En estos países, además de los pélets y las astillas de madera, se utilizan otros combustibles sólidos derivados de la biomasa típica mediterránea.
Richard Weissend, el presidente de Heineken en España, anunció que su planta La Imora, en Jaén, utilizará la poda de olivo como combustible.
Desde Canal Extremadura han realizado un reportaje en el que nos muestran el proceso de cracción de astilla de calidad para ser utilizado como biocombustible. Ver video
El martes 27, en el CEDER-CIEMAT (Lubia, Soria) se celebra una jornada divulgativa y taller formación para presentar los principales resultados del proyecto Biomasud Plus.
Jorge Morales de Labra en la SEXTA aclara en este video cuánto ha subido el coste en calefacción este año según el tipo de combustible utilizado. La biomasa sale muy bien parada… Ver video
Los principales biocombustibles sólidos, obtenidos a partir de la biomasa, son pellets, astillas de madera y hueso de aceituna. También son biocombustibles otros —menos abundantes— como las cáscaras de frutos secos; o menos homogéneos y tecnificados, como la leña. Pero todos ellos, igual de importantes.
La energía generada con astillas y pellets de madera, hueso de aceituna y otra biomasa permite dejar de importar a los españoles el equivalente a más de 1,2 millones de toneladas de petróleo (unos 10 millones de barriles de petróleo). Además, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el uso combustibles fósiles como son el gasóleo o el gas natural.
¿Cuánta electricidad consumen las estufas de pellet? Existen estufas que no consumen electricidad e incluso generan la electricidad necesaria para pequeños aparatos externos como móviles. Dentro de los componentes de una estufa de pellets existen normalmente varios elementos electrónicos: ventiladores, sistema de encendido, alimentación del quemador o el control de la combustión, que ayudan de una manera determinante a que sea lo más eficiente posible. También consiguen que su uso sea más sencillo y cómodo.
Para hacerse un cálculo personal rápido: como el ahorro está en el combustible es proporcional a los metros de la vivienda. Jesús vive en Valladolid con su mujer y sus dos hijos. Tiene una casa de 100m² bien aislada. Cada año consume 16.000 kWh de energía para calefacción,  parecido a lo que consumen en cualquier ciudad del centro de España. Jesús analizó lo que cuesta como consumidor (con impuestos) la calefacción y el agua caliente cada año con diferentes tipos energías.
La calefacción de biomasa genera un ahorro de hasta el 66% frente al gasóleo. De los 1.340 euros de media que se gastan anualmente en cada hogar de Castilla y León para afrontar los costes generales de energía, el 47% se destinan a producir calor; un 19%, a agua caliente sanitaria; y el resto, a la electricidad.