La estabilidad de los precios de la biomasa, en claro contraste con el progresivo incremento del coste del gasóleo de calefacción —que se ha elevado por encima de un 35% en los dos últimos años—, ha propiciado un significativo aumento del ahorro que supone el uso de la biomasa como combustible de calefacción, que en estos momentos puede ser de hasta un 66% frente a los costes del gasóleo.
El gasóleo de calefacción ha subido un 22% en un año, según las estadísticas oficiales. Aunque lo cierto es que, en números absolutos, el litro de gasoil de calefacción costaba en julio del año pasado 0,59 euros y este año está a 0,78 euros, mostrando que la subida ha sido de más del 30% en un año.
En el mismo periodo, dos kilogramos de pellets han pasado de costar 0,46€ a 0,48€. Dos kilogramos de pellets es el equivalente energético de un litro de gasóleo; es decir, para conseguir el calor que ofrece un litro de gasóleo se necesitan dos kilos de pellets.
Pero las familias que confían en el gas natural para calentarse no lo tienen mucho mejor. El precio de este combustible se ha incrementado en el último año un 32%. Y las bombonas han subido más de un 25% en los últimos dos años hasta los 14,61€.
La opción más económica
Tras la escalada de precios de los combustibles fósiles, si se compara la opción de quemar gas o pellets para calefacción, el ahorro es superior al 50% a favor del pellet. En junio de este año, el coste energético era de 0,11 €/kWh de gas natural frente a 0,05 €/kWh de pellet, entregado a domicilio en camión cisterna.
Aunque la opción más económica es la astilla “tratada” para su uso energético, procedente de las podas, claras y residuos forestales.
El coste de 2,35 kilogramos de astilla de madera suministrada a domicilio, equivalente energético a un litro de gasóleo de calefacción, supone un ahorro del 66%; es decir, uno se ahorra 0,52 euros por cada litro de gasóleo.